El amor es un sentimiento extendido por todas partes, algo que vivimos en carne propia por lo menos en algún momento de nuestras vidas. A continuación a ese sentimiento le pondremos palabras, como en ningún otro sitio. Presentamos poemas de amor: anónimos y breves pero también famosos para regalar.
Poemas cortos de amor anónimos
Poema 1
En el abismo oscuro del alma,
florece el amor, luz con calma.
Enigma eterno, dulce fragancia,
secreto guardado con gracia.
Poema 2
Dos almas entrelazadas en el tiempo,
danzan en el misterio del sentimiento.
Sin principio ni final, solo un eco,
susurra el amor en cada encuentro.
Poema 3
Como el viento que acaricia la flor,
así el amor, eterno rumor.
Susurra secretos al corazón,
revela misterios, sin explicación.
Poema 4
En el silencio de la noche,
el amor susurra en derroche.
Misterio que envuelve y seduce,
en el alma, eterna llamarada que reluce.
Poema 5
En el laberinto de tus ojos,
encuentro el amor, entre despojos.
Misterio que abraza y cautiva,
en cada latido, una melodía viva.
Poema 6
El amor es un enigma sin resolver,
un misterio que se deja querer.
Como las estrellas en el firmamento,
brilla en la oscuridad, eterno alimento.
Poema 7
Entre sombras y luces, se desliza,
el amor, misterio que hipnotiza.
En cada beso, un secreto revelado,
en cada abrazo, un deseo encadenado.
Poema 8
El amor es un cuento sin final,
un misterio que se desvanece al andar.
Como el río que fluye hacia el mar,
nos lleva en su corriente, sin cesar.
Poema 9
En el rincón más oscuro del alma,
el amor arde con llama.
Misterio que ilumina el camino,
en la oscuridad, eterno destino.
Poema 10
Bajo el velo de la noche estrellada,
el amor despierta, enigma revelado.
Susurra secretos al oído,
en cada suspiro, un nuevo sentido.
Poema 11
El amor es un puzzle sin resolver,
un misterio que nos hace comprender.
En cada pieza, una verdad escondida,
en cada encuentro, una nueva vida.
Poema 12
Como el eco en la montaña,
resuena el amor en el alma huraña.
Misterio que transforma y renueva,
en cada latido, una promesa nueva.
Poema 13
En el océano del amor navegamos,
entre misterios y secretos nadamos.
Como marineros en alta mar,
buscamos respuestas en cada mirar.
Poema 14
El amor es un laberinto sin final,
un misterio que nos hace soñar.
Entre susurros y caricias nos perdemos,
en el abrazo eterno nos fundimos.
Poema 15
En la penumbra del crepúsculo dorado,
el amor se revela, misterio sagrado.
Como un verso en la noche callada,
en cada palabra, una verdad guardada.
Poema 16
El amor es un enigma sin descifrar,
un misterio que nos hace temblar.
En cada gesto, una pregunta sin respuesta,
en cada caricia, una dulce protesta.
Poema 17
Entre suspiros y miradas furtivas,
el amor se esconde, misterio que cautiva.
En cada encuentro, un nuevo secreto,
en cada despedida, un eterno lamento.
Poema 18
El amor es un susurro en la brisa,
un misterio que acaricia y desliza.
Como el perfume en la noche serena,
en cada aliento, una pasión que embelesa.
Poema 19
En el lienzo del tiempo, el amor pinta,
misterio que nunca se extingue e infinito.
Como el sol que ilumina el horizonte,
en cada amanecer, un nuevo orden.
Poema 20
El amor es un suspiro en la eternidad,
un misterio que despierta en cada edad.
En cada corazón late con fuerza,
en cada alma, una historia que atraviesa.
Poema 21
En el suspiro del océano, en el murmullo del bosque,
se despliega el milagro del amor, sin reproche.
Como una caricia en la piel, como un rayo en la tormenta,
el amor es el milagro que nos alimenta.
Poema 22
En el arco iris después de la lluvia, en el aroma de la tierra,
se manifiesta el milagro del amor, sin guerra.
Como un reflejo en el espejo, como un susurro en el viento,
el amor es el milagro que nos pone contentos.
Poema 23
En el vaivén de las olas, en el resplandor del sol,
se revela el milagro del amor, sin control.
Como una gota en el océano, como una estrella en el firmamento,
el amor es el milagro que nos hace atentos.
Poema 24
En el abrazo de dos amantes, en el beso de dos almas,
se esconde el milagro del amor, con calmas.
Como una llama en la noche, como un faro en la bahía,
el amor es el milagro que nos guía.
Poema 25
En el murmullo del río, en el cantar de los pájaros,
se despliega el milagro del amor, sin aros.
Como una brisa en la tarde, como un sueño en la mañana,
el amor es el milagro que nos acompaña.
Poema 26
En el latir de dos corazones, en el susurro de dos nombres,
se manifiesta el milagro del amor, sin renombres.
Como una nota en la partitura, como un sueño en la noche,
el amor es el milagro que no genera derroche.
Poema 27
En el fulgor de una sonrisa, en el destello de una lágrima,
se revela el milagro del amor, sin bruma.
Como un destello en el firmamento, como un rayo en la tormenta,
el amor es el milagro que nos alimenta.
Poema 28
En el eco del silencio, en el susurro del viento,
se esconde el milagro del amor, sin tiempo.
Como una melodía en el alma, como un suspiro en el viento,
el amor es el milagro que nos hace contentos.
Poema 29
En el susurro del viento, en la danza de las flores,
encuentro el milagro del amor, entre colores.
Como un destello en la noche, como un sueño sin fin,
el amor es el milagro que late en mí.
Poema 30
En el eco del silencio, en el latir del corazón,
descubro el milagro del amor, puro y sin razón.
Como un faro en la oscuridad, como un sol en el mar,
el amor es el milagro que nos hace brillar.
Poema 31
En el misterio del universo, en la magia de un instante,
se revela el milagro del amor, radiante.
Como una estrella fugaz, como un rayo de luz,
el amor es el milagro que nos seduce.
Poema 32
En la melodía del tiempo, en la danza de los sueños,
se despliega el milagro del amor, sin dueños.
Como un verso en el viento, como una ola en el mar,
el amor es el milagro que nos hace soñar.
Poema 33
En la sinfonía del destino, en el susurro de la vida,
palpita el milagro del amor, sin medida.
Como un suspiro en la noche, como un rayo en la tormenta,
el amor es el milagro que nos alimenta.
Poema 34
En el encuentro de dos almas, en el abrazo de dos seres,
se manifiesta el milagro del amor, sin deberes.
Como un regalo del cielo, como un don del azar,
el amor es el milagro que nos hace amar.
Poema 35
En el silencio de la madrugada, en el fulgor de un beso,
se revela el milagro del amor, sin peso.
Como un secreto susurrado, como un sueño cumplido,
el amor es el milagro que nos hace vivir.
Poema 36
En la fragancia de una flor, en el resplandor de una mirada,
se esconde el milagro del amor, sin nada.
Como una chispa en la noche, como un destello en el cielo,
el amor es el milagro que nos hace eternos.
Poema 37
En el misterio de la noche, en el murmullo del río,
se despliega el milagro del amor, sin frío.
Como una llama en el invierno, como un canto en la aurora,
el amor es el milagro que nos da la bienvenida.
Poema 38
En el vaivén de las estrellas, en el eco de un suspiro,
se manifiesta el milagro del amor, sin giro.
Como una luz en la oscuridad, como un faro en la bahía,
el amor es el milagro que nos guía.
Poema 39
En el abrazo de dos cuerpos, en el susurro de dos almas,
se revela el milagro del amor, sin calmas.
Como un sueño en la vigilia, como una rosa en el jardín,
el amor es el milagro que nos hace sentir.
Poema 40
En el canto de los pájaros, en el brillo de la luna,
se esconde el milagro del amor, sin ninguna.
Como una melodía en el viento, como un río en la montaña,
el amor es el milagro que nos acompaña.
Poemas de autores célebres sobre el amor
Bendito sea el año (Petrarca)
Bendito sea el año, el punto, el día,
la estación, el lugar, el mes, la hora
y el país, en el cual su encantadora
mirada encadenose al alma mía.
Bendita la dulcísima porfía
de entregarme a ese amor que en mi alma mora,
y el arco y las saetas, de que ahora
las llagas siento abiertas todavía.
Benditas las palabras con que canto
el nombre de mi amada; y mi tormento,
mis ansias, mis suspiros y mi llanto.
Y benditos mis versos y mi arte
pues la ensalzan, y, en fin, mi pensamiento,
puesto que ella tan sólo lo comparte.
Soneto LXXXV (Juan Boscán)
Quien dice que la ausencia causa olvido
merece ser de todos olvidado.
El verdadero y firme enamorado
está, cuando está ausente, más perdido.
Aviva la memoria su sentido;
la soledad levanta su cuidado;
hallarse de su bien tan apartado
hace su desear más encendido.
No sanan las heridas en él dadas,
aunque cese el mirar que las causó,
si quedan en el alma confirmadas,
que si uno está con muchas cuchilladas,
porque huya de quien lo acuchilló
no por eso serán mejor curadas.
Soneto XII (Lope de Vega)
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
Amor verdadero (William Shakespeare)
No, no aparta a dos almas amadoras
adverso caso ni cruel porfía:
nunca mengua el amor ni se desvía,
y es uno y sin mudanza a todas horas.
Es fanal que borrascas bramadoras
con inmóviles rayos desafía;
estrella fija que los barcos guía;
mides su altura, mas su esencia ignoras.
Amor no sigue la fugaz corriente
de la edad, que deshace los colores
de los floridos labios y mejillas.
Eres eterno, Amor: si esto desmiente
mi vida, no he sentido tus ardores,
ni supe comprender tus maravillas.
Acuérdate de mí (Lord Byron)
Llora en silencio mi alma solitaria,
excepto cuando está mi corazón
unido al tuyo en celestial alianza
de mutuo suspirar y mutuo amor.
Es la llama de mi alma cual lumbrera,
que brilla en el recinto sepulcral:
casi extinta, invisible, pero eterna…
ni la muerte la puede aniquilar.
¡Acuérdate de mí!… Cerca a mi tumba
no pases, no, sin darme una oración;
para mi alma no habrá mayor tortura
que el saber que olvidaste mi dolor.
Oye mi última voz. No es un delito
rogar por los que fueron. Yo jamás
te pedí nada: al expirar te exijo
que vengas a mi tumba a sollozar.
Te adoro igual que a la bóveda nocturna (Charles Baudelaire)
Te adoro igual que a la bóveda nocturna,
¡oh vaso de tristeza, gran taciturna!
Y te amo tanto más, bella, cuanto más me huyes;
y cuanto más me pareces encanto de mis noches,
irónicamente aumentar la distancia
que separa mis brazos de la inmensidad azul.
Avanzo en los ataques y trepo en los asaltos
como junto a un cadáver un coro de gusanos,
y amo tiernamente, bestia implacable y cruel,
incluso tu frialdad, que aumenta tu belleza.
Consejos (Antonio Machado)
Este amor que quiere ser
acaso pronto será;
pero ¿cuándo ha de volver
lo que acaba de pasar?
Hoy dista mucho de ayer.
¡Ayer es Nunca jamás!
Moneda que está en la mano
quizá se deba guardar:
la monedita del alma
se pierde si no se da.
Amada, en esta noche tú te has crucificado (César Vallejo)
Amada, en esta noche tú te has crucificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.
En esta noche clara que tanto me has mirado,
la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
En esta noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso.
Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;
se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.
Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;
ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.
Los versos que te hice (Florbela Espanca)
¡Déjame decirte lindos versos raros
Que en mi boca tengo para así decirte!
Están esculpidos en mármol de Paros
Por mí cincelados para a ti servirte.
Son por su dulzura terciopelos caros,
Son como las sedas pálidas a arderte…
¡Déjame decirte lindos versos raros
Que fueron creados para enloquecerte!
Mas no te los digo, mi Amor, todavía…
¡Que siempre una boca de mujer es linda
Cuando dentro guarda versos que no dice!
¡Te deseo tanto! Nunca te besé…
Y en el beso, amor, que no te entregué
Guardo los más lindos versos que te hice!
Soneto de la dulce queja (Federico García Lorca)
Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.